A lo largo del ensayo titulado Raymond Williams and the Idea of Cultural Revolution, E. San Juan revisa la propuesta del mencionado teórico en torno a los estudios culturales, y concluye con cinco puntos esenciales para llevar a cabo la transformación de la sociedad:
1. Para Raymond Williams la cultura es un proceso y una práctica social,
como tal se basa en relaciones sociales que él llama “materiales” las cuales se
dan entre los sistemas de manutención (economía), decisión (política),
aprendizaje y comunicación (cultura), y de generación y crianza (el dominio de
la reproducción social). Dichas relaciones deben ser el principio regente de
cualquier propuesta emancipadora y progresista.
Williams propone una concepción de cultura en la que lo mismo caben las
expresiones del arte más elitista que las de la vida cotidiana de cualquier
marginado. Esta concepción al ser integral, permite desarrollar la revolución
cultural que propone el autor pues como proceso evoluciona y por lo tanto es
perfectible, además como práctica puede ser un modo de vida que le sea común a
cada miembro de la sociedad.
2. El valor histórico que da Williams a toda práctica y proceso cultural
deriva de una necesidad por entender la ideología y la política de las
sociedades del capitalismo tardío divididas en clases; valor que según su
propuesta arrojará luz sobre la desigualdad Norte-Sur, el desequilibrio
ecológico, y los conflictos raciales que propician las condiciones para las
guerras. Los estudios culturales necesitan, dice Williams, indagar en la
naturaleza y función del estado.
En una cultura incluyente, como la que propone Williams, los estudios
culturales no sólo son pertinentes sino que son capaces de desentrañar la
configuración de una sociedad. Si, como propone, dichos estudios lograran
develar la naturaleza y función del estado, la trascendencia social de estos sería
de la mayor importancia, en las manos de los consagrados a tales estudios
estaría el bienestar social. En el estudio de una obra literaria podría
encontrarse la clave para disolver cualquier conflicto social.
3. El paradigma consumista del capitalismo, y las desigualdades entre
etnias, razas, géneros, sexos, religiones, y regiones que esto reproduce;
debería ser criticado, desde el imperativo de la solidaridad. Los estudios
culturales califican y contraponen las relaciones de poder, propiedad y producción
a actividades de descripción, aprendizaje, intercambio y preservación de
experiencias.
Los estudios culturales, entonces, criticarían a la sociedad a partir
del comportamiento capitalista más representativo de esta última: el consumismo.
Mediante una “imperante solidaridad” que parece ser la forma con la cual
procederán a hacer las críticas pertinentes que por supuesto se verán reflejadas
en descripciones, aprendizaje, intercambio y preservación de experiencias
literarias por ejemplo.
4. El proyecto de los estudios culturales es la producción de
conocimiento práctico que avanzará en la interacción innovadora y democrática
de diversas comunidades con específicas experiencias históricas, una meta
lograda a través de la expansión de la educación pública y el control público
además del acceso a todos los medios de comunicación. Desde que el proceso de
aprendizaje y la comunicación son la clave de los estudios culturales, Williams
concibe la larga revolución cultural como comprometida con una transformación
radical de la sociedad que promoverá estos valores: "que (los humanos)
deben desarrollar su capacidad y poder para dirigir sus propias vidas -creando
instituciones democráticas, brindando nuevas fuentes de energía al trabajo, y
extendiendo e intercambiando experiencias que dependerán de la interpretación
de cada quien.
Como se vislumbraba en los puntos anteriores, la propuesta de Williams
pretende transformar a la sociedad desde los estudios culturales. La
interacción social se llevaría a cabo por medio de la educación y la óptima
comunicación; en una sociedad educada y capaz de comunicarse, sus integrantes
podrían dirigir sus propias vidas y propiciar las condiciones para una vida
armónica.
5. Finalmente, la importancia de la agencia y la intención. Los estudios
culturales le dan más importancia a hacer de su objeto el escenario de un
compromiso serio con todas las cuestiones que nos aquejan. Realmente no tenemos
elección en caso de una guerra nuclear o la contaminación del agua y el aire.
Williams luchó toda su vida precisamente contra la resignación, la indiferencia
y el retroceso. Pero por supuesto, en cualquier transformación revolucionaria, siempre
se corren riesgos durante negociación de las limitaciones y presiones, aunque
también hay oportunidades que bien pueden ser aprovechadas. La intervención de
los estudios culturales es entonces "hacer práctica la esperanza en vez de
convencer con la desesperación" para hacer de la revolución cultural un
hecho permanente.
En este último punto se expresa la clara intención de los estudios
culturales por revolucionar la cultura y dejar atrás las actitudes negativas. En
la propuesta de Williams es mucho más importante convencer a la sociedad de que
este cambio radical puede hacerse de manera preventiva y no ante la necesidad
de alguna contingencia desastrosa.
Nada fácil parece llevar a cabo la “revolución cultural” de Williams sin
embargo sus intenciones son buenas y no del todo descabelladas. Por fin,
algunos estudios literarios tendrían una función que trascendiera en la vida de
cualquier persona. ¿Qué tan cercanos estarán estos objetivos a los perseguidos por los teóricos de los “estudios culturales” del siglo XXI?
Estoy de acuerdo en resaltar el objetivo de Williams sobre una praxis cultural abarcadora, la cual contribuiría a comprender mejor el sentido de la acción humana en la convivencia con modos de pensar diferentes. La pregunta al final del ensayo es propositiva, ya que mantenerse al margen de un análisis que involucre lo social es no reconocernos como humanos en nuestra capacidad de acción.
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